Obesidad Infantil: ¿cómo prevenirla?

La obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por el exceso de grasa corporal acumulada, que puede tener un impacto negativo en la salud. Esta enfermedad, considerada como un trastorno multifactorial, se determina generalmente mediante el índice de masa corporal (IMC), que es una medida que relaciona el peso y la altura de una persona. Un IMC igual o superior a 30 se considera obesidad.

En este sentido, la obesidad infantil se ha convertido en un problema de salud pública en España. Según el último informe de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) publicado en 2019, se estima que aproximadamente el 23% de los niños y niñas en España entre 3 y 12 años tienen sobrepeso u obesidad. Además, según datos del Estudio Aladino, realizado en 2019 por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, se observa que la prevalencia de obesidad infantil ha aumentado en los últimos años. Dicho estudio concluyó que el 11,8% de los niños y niñas entre 6 y 9 años tienen obesidad, lo que representa un incremento en comparación con años anteriores.

En cuanto a su detección, la obesidad infantil se evalúa generalmente utilizando el percentil del índice de masa corporal (IMC) para la edad y el sexo. Un niño se considera con sobrepeso si su IMC está entre el percentil 85 y 94, y se considera obeso si su IMC se encuentra en o por encima del percentil 95.

Detección de la obesidad infantil

La detección de la obesidad en niños generalmente se realiza mediante la evaluación del índice de masa corporal (IMC) para la edad y el sexo. El proceso a llevar a cabo es el siguiente:

  1. Medición del peso y la altura: se toma el peso y la altura del niño utilizando una balanza y un estadiómetro adecuados. Es importante que se realice de manera precisa y utilizando técnicas estandarizadas.
  2. Cálculo del IMC: seguidamente, el IMC se calcula dividiendo el peso en kilogramos entre la altura en metros al cuadrado. La fórmula del IMC para niños y adolescentes tiene en cuenta el percentil del IMC para la edad y el sexo, y se compara con las tablas de crecimiento de referencia.
  3. Interpretación del IMC: el IMC obtenido se compara con los percentiles de referencia para determinar si el niño tiene un peso normal, sobrepeso u obesidad. Los percentiles se dividen en categorías, como porcentaje inferior al 5% (bajo peso), entre el 5% y el 84% (peso normal), entre el 85% y el 94% (sobrepeso) y el percentil 95% o superior (obesidad).
  4. Evaluación adicional: si se determina que el niño tiene sobrepeso u obesidad, es importante realizar una evaluación adicional que incluya una evaluación clínica más completa y un análisis de factores de riesgo adicionales, como antecedentes familiares, hábitos alimentarios, nivel de actividad física, entre otros.

Tipos de obesidad

En términos generales, no existen diferentes tipos de obesidad específicos para niños en comparación con la obesidad en adultos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la obesidad en niños puede tener diferentes características y factores asociados.

Obesidad primaria o exógena: es el tipo más común de obesidad en niños y se refiere al exceso de peso causado por una ingesta calórica superior a la cantidad de energía que se quema a través de la actividad física y el metabolismo basal.

Obesidad secundaria o endógena: aunque menos común en niños, la obesidad secundaria puede estar asociada a condiciones médicas subyacentes, como trastornos hormonales, enfermedades genéticas, trastornos metabólicos, medicamentos específicos, trastornos del sueño y problemas psicológicos.

Obesidad abdominal o central: algunos niños pueden tener un patrón de acumulación de grasa en el área abdominal, lo que se conoce como obesidad central o visceral. Este tipo de obesidad se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y síndrome metabólico.

Obesidad relacionada con el desarrollo: durante ciertas etapas del desarrollo, como la pubertad, los niños pueden experimentar un aumento temporal en la grasa corporal como parte de su crecimiento normal. Sin embargo, es importante distinguir entre el aumento de grasa relacionado con el crecimiento y la obesidad verdadera.

¿Cómo prevenir la obesidad infantil?

La prevención de la obesidad infantil se puede lograr mediante la implementación de estrategias que promuevan un estilo de vida saludable. Algunas medidas efectivas para prevenir la obesidad infantil son:

  1. Fomentar una alimentación saludable: promover una dieta equilibrada y variada que incluya frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y lácteos bajos en grasa. Así como, limitar el consumo de alimentos procesados, azúcares añadidos y bebidas azucaradas.
  2. Establecer horarios regulares de comidas: fomentar la rutina de tres comidas principales al día (desayuno, almuerzo y cena) y dos refrigerios saludables. Evitar saltarse comidas, ya que esto puede llevar a un aumento de la ingesta calórica.
  3. Fomentar la actividad física regular: incentivar al menos 1 hora de actividad física moderada a vigorosa todos los días, animando a los niños a participar en actividades que les gusten, como juegos al aire libre, deportes, caminatas o baile.

Es fundamental recordar que cada niño es único y que la obesidad puede tener múltiples factores contribuyentes. El enfoque principal debe ser promover un estilo de vida saludable que incluya una alimentación equilibrada, actividad física regular y un entorno favorable para el bienestar general. Siempre es recomendable consultar con un médico o un profesional de la salud especializado para obtener una evaluación precisa y un plan de tratamiento adecuado.

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